La pérdida de dientes en la edad adulta es un problema más frecuente de lo pensado. Motivada por el agravamiento de caries o enfermedades periodontales como la piorrea, requiere la aplicación de tratamientos específicos que solucionen el problema ocasionado y prevengan la sucesión de otros mayores.

 

En cualquier hogar español es siempre bien recibida la visita del ratón Pérez en busca de los dientes de los más pequeños. Con ternura y emoción esconden sus diminutas piezas bajo la almohada, en espera de una recompensa y a sabiendas de que en poco tiempo el diente perdido será sustituido por otros más fuerte y mayor.

 

No sucede lo mismo en el caso de los adultos. Sus dientes supuestamente ya son fuertes y mayores, pero a veces también se caen. La razón está en el descuido de caries que han crecido hasta el punto de provocar la caída de la pieza, o la aparición de enfermedades periodontales que ocasionan la pérdida sucesiva de varias piezas dentales.

 

Una vez más, la higiene diaria y la visita periódica al dentista son factores primordiales de prevención, que evitarán la pérdida traumática de nuestros dientes.

 

Cuando las piezas caídas pertenecen a la zona anterior de la boca se plantea un problema principalmente estético que requiere una solución urgente. Si se trata de una pieza molar el componente estético es menor, pero la consecuencia posterior es la inclinación de los otros dientes. De este modo toda la masticación de la boca se ve perjudicada. Este efecto tiene lugar a más largo plazo, por lo que en este último caso, el paciente suele otorgar menor importancia al problema. En ambos casos, tanto si se trata de un diente anterior como de un molar, debemos acudir al dentista y buscar la mejor solución al problema.

 

Existen varias posibilidades de tratamiento, en respuesta a cada caso particular. Principalmente podemos hablar de tres opciones: puente de metal-porcelana, dentadura parcial removible, e implantes.

 

El puente de metal-porcelana se utiliza para sustituir una o más piezas perdidas. Mediante un tallado (reducción del tamaño de piezas sanas) se emplean los dientes adyacentes al hueco como pilar para colocar una estructura metálica recubierta de porcelana. El espacio queda perfectamente solucionado de manera fija y por muchos años, por lo que es una opción empleada con frecuencia.

 

En ocasiones, las pérdidas dentarias son múltiples, por lo que es imposible colocar puentes ante la falta de pilares suficientes donde cimentarlos. En estos casos, la dentadura parcial removible es una buena solución. Es un tratamiento más económico que el anterior y con el que también se obtienen buenos resultados. El único inconveniente es el hecho de ser removible (de quita y pon), que puede resultar más incómoda para el paciente y requerir un período de adaptación.

 

Finalmente hablamos de los implantes. El tratamiento más temido por lo elevado de su presupuesto, pero que en los últimos años va ganando terreno por sus buenos resultados. El resultado final es lo más parecido a un diente propio, y no precisa ninguna intervención ni tallado en los dientes adyacentes a la pieza a reponer. El implante consiste en la inserción de un tornillo de titanio en el hueso del paciente, sobre el que se coloca una corona dentaria o funda. La intervención se realiza con anestesia local y no da complicaciones. Su coste tan elevado responde básicamente a los materiales empleados.

 

Estas son las tres opciones básicas ante la pérdida dentaria, pero dentro de cada una de ellas se pueden hacer incontables variaciones en cuanto a diseño y materiales, según las necesidades y presupuesto de cada paciente.

Mi consejo es que ante la pérdida de algún diente, piensen en reponérselo lo antes posible. Acudiendo a su dentista siempre se puede encontrar la opción más adecuada a cada caso.

 

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